Thursday, October 22, 2009

Del odio y otras bestias.


El odio y el dolor nunca se van, solo se esconden para reaparecer cada vez que se les da la oportunidad.

Son bestias escurridizas, que simulan haber muerto, pero rondan las sombras de los caminos, para abordarnos a traición en el momento de mayor tranquilidad. Ambos son feroces, ambos se nutren de nuestra memoria y de la cobardía.

De ellos, prefiero el dolor, porque es más fácil de detectar. El dolor es sincero, frontal y despiadado. Se acerca por la espalda, pero ataca por el frente. Es un ser tan raro, que no se esconde fuera, sino dentro. No busca oportunidades, sino que las fabrica. A veces, ni siquiera se esconde, solo nos acostumbramos a él: mantenemos a la bestia a distancia, armados con una miserable antorcha y mucha incertidumbre.

En cambio, el odio es la bestia más rara de las dos. Tiene dos cabezas sin ojos, cuellos largos y espaldas anchas. Tiene alas, similares a paraguas rotos, no funcionan pero se mueven como si dolor causaran. Su interior es estéril. Cuando está vivo causa daño con sus dos cabezas, y cuando muere, no da provecho alguno. Aunque no se sabe de la muerte de alguna de estas bestias, no conozco a quien haya visto morir a una.

Se dice que el odio no sabe morir. Se cree que habita atrás de las puertas, se alimenta de cadáveres vivos y abriga sus huesos con las cenizas tibias de amores extintos.

Es, en verdad, bastante especial este animal: rara vez llega a estar vivo, pero nunca muere. Es, la mayoría del tiempo, un cigoto latente, invocado en falsedades y verdades. Cuentan, algunos, que suele poseer a los noctámbulos. Cuentan también que se apea del recuerdo y transmuta la mente.

En todo caso, se ha encontrado un antídoto a los efectos de tan feroces fieras. Se trata de otra bestia. No todos los hombres tienen el valor de hacerse de ella. Se trata de un animal crudo, sin piel y con rostro polimorfo: la Insensibilidad. Pero de este animal, nos ocuparemos más tarde.

Sunday, September 20, 2009

Fantasmas


Quiero descansar, pero no puedo. Un fantasma ronda mis noches. Es el espíritu de un cadáver que lucha por entrar en mi cuerpo. Adormece mis sentidos y gira alrededor de las sombras de mi cuarto, fingiendo. Fingiendo.

Solo simula estar ahí; pero yo se que ya no se encuentra. Después de todo, ¿quién cree en fantasmas hoy en día?

Insisto en dormir, y mi fantasma insiste en existir. Este ser extraño, nacido del inconsciente de mi corazón, busca la manera de velar mis noches. Quiere dañarme. Dice que me quiere. Quiere dañarme. Dice que me ama. Quiere dañarme.

Quiero dormir.

Despierto de no estar dormido. Miro a mi costado, y he ahí a mi espectro. No sé por qué le digo MI fantasma, no es mío, sino de otra persona. Pertenece a otro cadáver y es a éste al que está buscando. No a mí. Me confunde, pues cree que soy otra persona, un cadáver que conoció cuando mi fantasma estaba vivo. Le digo que ya no estoy, que al que busca ya se fue, que quien habita mi cuerpo ahora, es otro; sin embargo, ronda mis noches, grita a mi oído y se vuelve presente.

Luego, abro mis ojos para poder dormir. Miro lo que queda de mi habitación. Él se vuelve difuso, se esconde en medias verdades y falacias incompletas. Regresa a su propia sombra, y desaparece. Sin embargo sigue ahí, esperando que cierre los ojos. Me mira, me habla y me obliga a escucharlo.

Viste un paño gris, donde mis seguridades se tejen con mis temores y recuerdos. Su cabeza está cubierta por telarañas, similares a las que hace poco cubrían mis ojos y manos. Las alimañas se pasean en su pecho, tratando de beneficiarse de lo poco que queda sobre sus huesos. Sus ojos, inexpresivos, solo se dejan ver cuando busca mis debilidades, cuando rastrea mi imagen en busca de aquel, que perdió. Sus piernas están rotas, no puede caminar. En su espalda, quedan dos cicatrices que no han dejado aún de supurar; seguramente tuvo alas, puede que a la pérdida de sus alas se deba sus piernas rotas: cayó desde muy alto. Puede que así haya muerto.

Su rostro me es familiar, pero de esa familiaridad rara, como cuando uno halla, semienterrada, una vieja pelota de tenis cubierta de moho, y la recuerda como parte alegre de la infancia, aunque no es la misma, y ya no sirve. Su físico es escaso: la cabeza apunta al suelo, su cuello ha perdido volumen y sus hombros se encogen sobre su pecho, cobijando sus alimañas y exponiendo las heridas de sus alas rotas. Su cintura permanece rígida, en el interior del estómago guarda restos inertes de mariposas, extintas hace mucho tiempo. Sus caderas se han absorbido, para hacer más notorias sus piernas rotas, carentes de volumen, que terminan en pies descalzos, fríos y doloridos.

Me da pena mi fantasma. Debe ser muy feo y muy triste tener que comer sombras, luego de haber tenido alas, y haber volado hasta taparles el sol a sus admiradores.
Sacudo la cabeza. Me voy a hacer pipí. Regreso. Me pregunto de nuevo, hoy en día, ¿quién cree en fantasmas? Entonces decido no creerle a mi fantasma, dejarle hablando solo.

Ahora si, me voy a dormir.

Wednesday, August 12, 2009

Mariposa negra.



Ay, mariposa!

Tenías casa de seda. Puede que en ella no te hayas sentido tan bella, pero tenías casa de seda.

Era un lugar cómodo, apacible y acogedor. Lejos estabas, allí, de toda amenaza. Y a mi me gustaba, porque así podía contemplarte cuando yo quería.

Mas un día decidiste, vanidosa, destrozar tu casa de seda. Otros aires quisiste respirar. En tu vanidad, querías buscar otros ojos que te contemplen.

Roto el nido, vacío lo dejaste. Te miraste libre, amplia, esplendorosa; más bella te dijiste. Mas no te diste cuenta, que negras eran tus alas. No supiste ver que el árbol en el que apoyabas tus falencias era robusto y bello también.

Ahora te has ido de ese árbol. Y nada tienes que buscar ahí, porque te has ido, y vacío ha quedado. Nada hay ya.

Tampoco te diste cuenta, que ése árbol te ofrecía la inmortalidad, pegada a él, alimentada de sus entrañas, cobijada en su sombra y contagiada de sus virtudes. Es que, mariposa, tus alas solo durarán algunos días.

Que no sabes, mariposa, que tu vuelo errático, solo atrae a las sabandijas que te quieren por presa? Que no sabes, mariposa, que mientras más lejos estás del árbol, más difícil regresar? Que no has visto, mariposa, que tus alas son negras?

Es de luto tu vuelo. Es triste tu vaivén. Es penoso tu peregrinar. Tus alas no brillan: te hacen sombra. Tu belleza no basta, cuando se extraña la seda suave, cuando tus alas se han doblado, cuando te faltan las fuerzas, y te sobra el orgullo.

Porque con desdén dejaste al árbol, pensando que no lo necesitarías. Luego te faltaron las fuerzas, mas el orgullo te hizo pensar, que la distancia era prudente para regresar.

Ahora estás lejos. Aún miras a tu árbol, porque éste ha crecido. La savia que antes te ofrendaba, le ha servido para erguirse. Su follaje está alto, y se ve a la distancia.

El árbol está verde. Y tus alas son negras. El árbol se ha hecho más fuerte. Y tus alas están rotas.

Él te mira. Ahora solamente el árbol te mira. Ya no te contempla. Te mira, y estás agónica luchando contra tus propias alas, que se cierran sobre tu cuerpo cortándote la respiración. Ahora ya viste, mariposa, que tus alas son negras.

Y tu agonizas, y el árbol quedó vacío.Morirás, mariposa, porque tus alas pesan mucho y son negras y asfixian y disgustan y matan.

Pero tu muerte, una vida. El árbol, vacío, cuantas vidas?

Thursday, July 23, 2009

Ya no me sorprende

Cuando pones tu rostro junto al mio, y haces esa carita, como la del gato de Shrek, y lanzas una mentira descarada, ya no me sorprende.

Y si dices que me extrañas, mientras atacas cada intento de acercamiento, o mientras él acaricia tu pelo, ya no me sorprende.

Aún puedes venderme sonrisas, y gritar amores al viento. Todavía puedes llenarme la cabeza de mariposas; aunque sé que tienes el puñal listo. Pero ya no me sorprende.

Y si, mientras hacemos el amor, juegas en tu mente con mi rostro, y haces que mi nombre suene diferente, tampoco me sorprenderé.

Ya no espero nada de ti; pero de tu parte puedo preveer todo. Es que eres omnipotentemente audaz: eres capáz de cualquier cosa.

Aunque si me sorprenderé a mi mismo, si, acallara mis sentidos para seguir viviendo en tu falacia. Si me viere complacido con tiempos prestados, aquellos que él te permita, o que tú, en otro juego de falsedades, le hayas arrebatado.

Mi sorpresa será si, en mi insensibilidad, algo pueda brotar de entre las piedras. En este corazón de roca, haya una grieta, donde tú, hierba mala, puedas florecer.

Thursday, July 9, 2009

Tu novio tambien ha muerto

Es el cadáver de mi novia, eso es lo que me hace hablar contigo, aunque seas su asesina.

Ahora ya no estoy. En un acto de venganza irónica, he matado también a tu novio. Y tú me ayudaste. Eres la autora material de la muerte de mi novia, y autora intelectual de ese crímen que me obligaste a cometer.

Sin embargo, la venganza no me produce paz. Es un crímen que me duele. El cadáver de tu novio también es un bello cadáver. He matado a un gran hombre. Él dió pelea, se defenfió con lágrimas. Lanzaba golpes de paciencia y afecto. Él esperaba que tú acudieras en su rescate, pero no llegaste. No pudo contener su grito impotente, cuando supo que tú misma orquestaste su muerte.

Su fin no fué rápido. Tú lo torturaste bastante, y yo, yo solo terminé el trabajo. Si. En verdad, tu acabaste con los dos. Mi novia murió en tus manos, y tu novio murió en tus brazos. Es más, aún no se si realmente yo lo maté, o si solo fuí, como siempre, un instrumento tuyo.

Mas el hecho es que ahora soy un asesino. Me has vuelto un criminal. Ahora soy como tú. No siento. Insensible soy. Pero yo puedo cambiar, puedo volver. Volver a lo que era, mas no a lo que estaba, pues mi novia ha muerto. Me retiraré del odio, dejaré de pensar en mi novia y en su asesina. Porque no quiero ser asesino.

Pero ya lo soy, solo me queda volver a casa, hallar de nuevo lo viejo, para ser menos como tú y más como yo.

Sin emabrgo, una cosa me preocupa, pues ambos somos ahora criminales. Yo no te recriminaré tu delito, pues ya me he vengado, y ya te he perdonado. Tu no recriminarás em mío, puesto que tú misma lo cometiste.

Y al final, quedan dos homicidas y dos cadáveres. Pero yo solo tengo un cadáver... quién se quedó con el otro?

El otro, el otro se quedó en la vera de tu camino.

Thursday, July 2, 2009

Mi novia ha muerto.

Mi novia ha muerto. La vi agonizar a mi lado. Mi medicina pareció empeorarla. Ahora ha muerto, aunque creo que ya había estado muerta.

De pronto, me hallo frente a su cadáver. No se, exactamente, cuánto tiempo lleva muerta, solo se que apenas ahora puedo ver su cadáver.

No se qué hacer con sus despojos. Se me hace fácil abandonarlos a la orilla de mi camino; pero siento que quiero velar su cuerpo un poco más. Después de todo, es un bello cadáver.

Podría tambien revivirla, si quisiera, pero sería incapaz. Revivir un muerto es quitarle un poco de la vida propia al alquimista, y no sé que tanto más de vida me queda.

Podría ligar sus manos con las mismas vendas que ella ató en mis ojos. Podría hacerla bailar para mi, cual un muñeco alegre, y yo, el titiritero.

Pero el títere solo alegra al expectador, no al teatrero.

Y el cadáver seguirá inerte. Solo yo fingiré estar vivo, para tolerar esta muerte que me apena, aunque ya no me aflije.

En todo caso, acepto resignado su muerte, pero no se si quiera deshacerme del recuerdo. Por ello es que digo: mi novia ha muerto, ¿que haré con su cadáver?

Friday, June 19, 2009

Déjenlo salir de la cruz.

Han tomado al humano perfecto y lo han sometido a la prisión de la religión y el dogma descabellado.

Nuestras instituciones cristianistas (léase iglesias cristinas) nos han convencido de ser portavoces del Cristo auténtico. Estas estructuras, que en verdad no hacen más que propender al perpetuamiento del status-quo, nos han prohibido conocer al Cristo histórico como hombre perfecto. Ellos quieren hacernos creer que este hombre ejemplar ha llegado a ser así por el hecho de ser unigénito producto de la divinidad. Esconden las virtudes Humanas del Cristo, y nos impiden conocer al verdadero Dios, que no se encuentra más allá de nuestro fuero interno.

¡Cristo fue Hombre! Y yo no soy menos hijo de dios que él.

Las religiones, todas; pero en especial las de orientación cristianizada, tratan a sus fieles como pupilos inertes. Nos creen semovientes y nos domestican mediante ritos añejos y textos prefabricados.

Estos textos merecen comentario especial. Se trata, en su mayoría, de narraciones hechas por extraños, que dicen haberlas oído de alguien que a su vez la oyó de su fuente original. Carecen de valor original. Por otro lado, estos escritos han sido revisados por adinerados regordetes, encargados de precautelar intereses monárquicos y la mansedumbre de la plebe. ¿Es dable considerar ciertos estos textos, dado su origen y los filtros por los que han pasado? No.

Son textos narrados por hombres, escritos por hombres, modificados y readaptados por hombres. ¡Y nos quieren hacer creer que es obra de Dios!

Saturday, May 30, 2009

Cuidado con el lobo

Rondaba nuestro cerco un viejo lobo melenudo, que a su tiempo quiso vestir de pastor. Más de una década mantuvo sus vestiduras, para luego ir en busca de ovejas más gordas.

Raros son, pues, estos rapaces melenudos, que viven de las ovejas, pero no se las comen. Les exprimen la voluntad y se benefician de sus devociones.
Pero ahora los clubes borreguistas se han derrumbado, cayeron bajo el peso de sus propias omisiones. ¿Y qué hace un lobo sin su manada que lo respalde? Pues los lobos jóvenes perecen, pero el viejo lobo melenudo, que sabe más por viejo que por lobo o por melenudo, rehúsa su evicción.

El viejo lobo melenudo tiene, en su melena, canas forjadas por el populismo y remojadas en medias-obras y canchitas de barrio. Este animal de presa, al ver su manada rota, formará otra manada, bajo su completo control y apegada estrictamente a sus órdenes y ambiciones.

Cuídense los lobeznos, y los borregos aspirantes, de rendirse ante el añejo. Huyan, las ovejas, de su aullido convincente.

Saturday, April 11, 2009

Haciendo nada. (carta a la vida)

Mientras vivo, trato nada más de dar un paso delante del otro. A veces voy lento, a veces me detengo. Casi siempre me detienen. No se quien. No se cómo.

Solo abro los ojos, y me doy cuenta que estoy parado en el medio de algo que no es nada. Me encuentro en un mundo que no es el mío, perdido en mi propia escacez. Todo lo que hago (o creo que hago) parece no tener sentido.

En un camino no sin pocos derroteros, a mis 24 años, pareciera que al final me hallara. Luego de hacer de todo un poco, soy EX muchas cosas... he dejado de creer casi en todo, las cosas han perdido su valor. Las personas han perdido su valor. Los eventos han perdido su valor. He hecho mucho, y ahora me encuentro solo... haciendo nada.

El mundo parece organizarce a mi alrededor, confabulándose en contra de mis sueños. Ya casi he bajado los brazos... pero no lo haré, solo necesito respirar un poco. No quiero correr, no soy cobarde. No terminaré esta pelea vencido. No dejaré la batalla.

PERO SI ¡¡MALDITA SEA!! SOLO ME DEJARAS RESPIRAR UN SEGUNDO!!!

Que es lo que te he hecho? Acaso no he sido ya suficientemente "standard"? O es mi forma diferente de verte lo que te molesta?

Ah! Ya se... es porque soy megalómano. Pues vete dando cuenta que no... soy tan pequeño que, para escribirte una carta que nadie leerá, tengo que sentarme frente a un computador público, en un lugar que no quiero y no conozco, totalmente solo.... anulado .... lejos....

Desgraciadamente esres la única oportunidad que tengo. Golpéame pues carajo! Otra vez me he de levantar. Y otra vez también... y otra... y otra.

No es que sea el más duro de los duros. Es que soy terco, y no entiendo cuando se me ha vencido. Seguiré aquí, y cuando mis brazos ya no puedan levantarse a dar pelea, seguiré aquí también: aguantando. Haciendo nada, pero estando.