Friday, May 10, 2013

Llaves rosas.


Llaves rosas son las que permiten el ingreso a mis dominios. Con ellas, se abren todas mis puertas y se cierran todas mis ventanas.

Yo no tengo llaves rosas: encerrado estoy en mi. Es, mi reino, una amplísima cárcel, donde cuento soles y lunas como tu cuentas borregos, para poder dormir. Así se devienen mis días, cada día compuesto por muchos años, cada año compuesto de unos pocos segundos.

Es amplia mi cárcel, en ella gozo de las mayores bondades y de los más altos placeres. No quiero salir, sino que tu entres. O, si saliera, sería por tu petición y solo para adentrarme en tu propiedad, y, con el tiempo, volverme tu dueño. Es que, además, yo no tengo las llaves rosas, las tienes tu. ¿Cómo podría, entonces, yo decidir si salgo o entras?

Hay que tener cuidado con esas llaves: son celosas. Podrás encontrarlas mil veces, pero perderlas solo una vez. Si tu abandonas las llaves rosas, ¿cómo llegarás a mi?, ¿cómo saldré yo, a tu patio, a jugar?.




Wednesday, January 16, 2013

Monólogo de mi amigo el Guía

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A: Willy

De buen físico y sin fumar, así has de venir. Esto no es para cualquiera. De una te digo, es macha la subida y no siempre se puede: primero hay que pedirle permiso al taita y a la mama. ¡No a tus taitas! A la montaña y al clima. Porque, eso si, puedes tener el mejor físico, pero siempre podrá ser que, o la montaña o el clima te impidan lo que buscas. Verás: la montaña es caprichosa, es como mujer, o como algunitos, medios raros, que no se dejan nomás por cualquiera; y el clima es celoso, no le gusta que monten nomás la montaña.

Te explico cómo es el asunto: tempranito has de venir, abrigadito has de venir, bien desayunadito has de venir. Luego, cogemos las cosas, que son pesadas, metemos al carro y nos vamos hasta la basesita de la montaña. Desde ahí, ya te vas dando cuenta de la pendejada a la que te metiste. Luego, a montar todo, a lomo de buey, o sea, te lo pones en la espalda. Las mochilas y lo demás, te doy yo, no te preocupes. Ya que veas cómo pesa, ahí vuelta te tiembla. Es que, te digo, hermano, no es para cualquiera esto de la montaña.

Listo, puesto el burro la mochila, hay que empezar a subir. Calcula, por lo menos tres kilómetros de cuesta, con un quintal en la espalda. Y si te duelen las rodillas, vendrás con ungüento de chugchuguasa, que es buenaso, porque las rodillas se te han de hacer mierda. Macho es el asunto. Pero si las gringuitas llegan, vos también tienes que llegar.

De ahí, llegas al refugio, si quieres, paramos para que te tomes algo, pero mejor es seguir antes que se cierre el clima. Sigues subiendo, llegas al glaciar. Hasta ahí todo es chévere, porque se sube nomás, así, sin nada. Pero ya te empieza a pesar la mochila.

¿Que la mochila lleva el burro? A vos te estoy diciendo, burro, que tienes que llevar la mochila.

Bueno, ya si llegas a la cumbre, contando que te acolite el clima y la montaña, has de llegar sacado la lengua. Yo por eso me dejé la barba, para que no se note, je je. Pero ya arriba, es plenísimo, si te toca día abierto, ves hasta cómo se dobla la Tierra, te sientes dueño de la creación, taita Dios. Ese es el peor momento de todos, porque ya levantas las manos, dices “chucha, ya llegué”; ya te sientas un rato a disfrutar de tu logro y te sientes realizado, pero, aguanta pues: hay que bajar, pues.

Que dijiste, de acá me bajan en helicóptero, no guambrito, hay que bajar caminando. La ventaja es que la mochila pesa menos, porque ya te tomas bastante agua y comes algo, pero las piernas no te funcionan igual. Vos que crees, que por ser bajada es fácil?. No, mi hermano. Jodida es la bajada también. La mayoría de accidentes de montaña no son subiendo, sino bajando.

Supongamos que todo sale bien, buen clima y todo lo demás. Llegas al refugio, ahí si has de pedir a gritos un caldito de pollo o un chocolate caliente. Depende la hora a la que lleguemos, nos hemos de tomar el chocolatito. Pero todavía falta la bajada, veras. No ves que las cosas no llegan solas a la agencia, hay que ir a buscar el carro, que se quedó en la base de la montaña. Pero, lo que es más duro, ya caminaste, ese poquito que falta bajar, no te va a costar. Aunque, si duele, porque ya reposaste en el refugio, y volver a poner en marcha el cuerpo maltratado, si es fuerte. Pero ya son los últimos tramos.

Llegamos al carro, y ahí ya me encargo yo de todo, para vos se acabó el viaje, a menos que quieras regresar por la parte sur, conociendo los poblados. Pero lo más seguro es que topas el carro y te duermes.

Lo malo es que te va a tocar hacer otro viaje, porque de ley te olvidas la cámara de fotos.

Bueno, eso es el asunto de la montaña. ¿Que dices, le haces o no?

Thursday, September 13, 2012

El dinero y el Poder

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Cada centavo que uno tiene es alícuota de poder, solo en la medida en que otro lo necesita.

Me explico: no es que el dinero traiga poder por si mismo. Lo que sucede es que, la necesidad de los medios que otro tiene, subordina al necesitado a las intransigencias del abastecido.

Entonces, cómo es que una persona económicamente promedio, llega a obtener grandes cuotas de poder? Simple: con astucia, deberá generar necesidades en los otros; necesidades que solo él pueda suplir.

Es aquí donde el dinero pierde su valor en términos de poder. El conocimiento y el manejo de la información toman un nuevo lugar en el campo político e, incluso, en las relaciones interpersonales. no se trata de utilizar la información como medio de chantaje (que bien puede funcionar); sino utilizar el conocimiento para volverse indispensable.

Pero también debe observarse que, en nuestro mundo actual y con el uso de los nuevos sistemas de comunicación e información, el conocimiento es cada vez más público y fácil de encontrar por cualquier persona, de manera instantánea y casi siempre gratuita. El perpetuo perfeccionamiento es indispensable.

Con lo dicho, podemos asentir que, el proletariado ha sido extinto, y el capitalismo se halla en franca decadencia. El mundo será de los intelectuales.

Con el pánico de ser dominados por una raza de nerds y geeks, me apresuro a retomar mis estudios.

Wednesday, July 25, 2012

Origen del mal #2: Los descolados, y la publicidad engañosa.

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Uno de esos, que algunos consideramos grandes arquitectos, tan grande fue que, en solo siete jornadas, y prácticamente sin asesoría, edificó lo que después llamaría el “Edén Social Club”; del cual, además de ser el constructor, era el dueño, administrador, barman y guardia de la puerta.

Simpático lugar este “Edén”. Pese a que entraba todo tipo de animal, se armaban muy buenas fiestas, mucha comida, bebida y demás.

En una ocasión, el barman-dios, presentó una enorme botella de Zhumir Manzana, en pleno medio del club. Y, seguramente, esa botella era para la hora loca, porque, pese a dejarla a vista, gusto y alcance de todos los fiesteros, el barman-dios dijo: “Podeis beber de todas las botellas del Edén, menos de esta”. Y nadie entendía por qué había decidido así el barman-dios, pero como también fungía de guardia de seguridad, y estaba grandote, y gritaba fuerte, todos decidieron no complicarse, y seguir la fiesta.

También estaba en la fiesta el mamífero bípedo. Si, ese que, por ser el mimado de la creación aprendió a ser estúpido, y aniñado, además.

Este mamífero bípedo, curioso y travieso, decidió omitir obediencia al barman-dios; y, dándose modos, tomó la botelllita de Z-Manzana, se la llevó, se la abrió y se la bebió. Luego nos enteramos que, todo este afán aventurero, no era, sino, para complacer el capricho de su pareja. Así, fueron descubiertos, bebiendo el licor prohibido.

Llegó, presto, el barman-dios-guardia, grandote como gorila, con su camiseta negra en la que se leía “staff”, los reprendió diciendo: “Puesto que me han desobedecido, deberán dejar el Edén”.

Claro, había que negociar el asunto, así que, el ebrio bípedo entabló discusión con el barman-dios, en estos términos:

Oye, no seas malito, por una botella como te haces drama.
Debeis salir!
Pero si todos están farreando igual, ultimadamente, yo pagué mi entrada!
Nos reservamos el derecho de admisión.
Déjate de pendejadas, me haces quedar mal con la novia, no hagas pito.
Es vuestro problema el haber desobedecido.
A la mierda! Pero si ella es la que me dice que coja la botella, que no me ha de pasar nada, que rico es el Z-Manzana. Yo ni sabía que no se podía coger, no fue mayor cosa.
Vos sois responsable por tus actos, no culpes a tu mujer.
Carajo! Que esta mujer ya me cuesta una costilla, una botella y, ahora, hasta la fiesta!
Salid!!
No seas malito...
Salid os digo!!!

Dicho esto último, el guardia-dios, tomó a la pareja (no me pidan explicar de qué parte los tomó, porque estaban desnudos) y, haciendo gala de su grandísima fuerza, los hechó del Eden Social Club por la puerta de servicio. A un charco fueron a aterrizar los dos. Indignados quedaron, sobre todo él, quien reclamaba a viva voz su derecho a estar dentro del Edén, mientras sostenía en alto el boleto de ingreso a la fiesta.

Ella, descomplicada, solo quería ir a casa, pero las llaves quedaron dentro del Edén. Jodidos estaban, necesitaban y querían entrar, pero no les era permitido.

Vagaron por las calles frías, durmieron como pudieron bajo la luz de las estrellas, pensando en la manera de cobrar venganza. Y es que así funciona esto: no existiera venganza si no existieran motivos. No es malo quien se venga, sino quien motiva esa venganza. La venganza es un acto de justicia, no de soberbia. La venganza es justa porque empareja la situación.

Organizaremos otro Social Club!- dijo él,
Yo tengo un amigo que nos puede poner el capital – dijo ella.

Dicho, buscaron al capitalista, un tal Lucio Fernando, que de cariño le decían LuciFer. Simpático y poderoso caballero, muy rico y descomplicado, además. Gustoso aceptó la propuesta de inversión de este par de bípedos. Vió, el inversionista, con muy buenos ojos eso de meter gente a un lugar, darle algo de bienestar y, con eso, cobrarle la vida entera.

El modelo de negocio no lo inventó LuciFer, solo lo copió del barman-dios. A la final, no son muy diferentes uno del otro, a la hora del té, el negocio es igual, cobran lo mismo y ofrecen lo mismo. Aunque, LuciFer, hábil negociante, ofrece ciertos valores añadidos que, conforme dicen, atraen a más gente.

Pronto, la guerra comercial se expandía, cada uno reclamaba más espacio de mercado. Al jugoso negocio se presentaron más inversionistas, cada uno buscaba ponerse su propio “Social Club”. Los dos primeros no desaprovecharon el negocio, y se asociaron con los nuevos, así, a la fecha, existen cientos de estos clubes, unos con aportaciones del barman-dios, y otros del Lucio Fernando. Muchos nombres diferentes, mucho clubes diferentes, unos que dicen ser testigos del barman, otros que dicen que LuciFer les ha pedido pagos de sangre. Al final, el objetivo es uno solo: llenar sus clubes con más gente, obtener más dinero y más poder.

Dios crea el negocio, los descolados buscan venganza, LuciFer, inocente inversionista, ve un buen negocio. Entre los descolados y LuciFer copian el modelo de negocio de Dios. Otros tambien aprovechan.

Luego, Dios inició su campaña de marketing, vendiendo la idea de que su club es VIP, y que todo lo que se hace en los demás clubes está mal, el peligroso o insano. Convenció a sus fanáticos de emprender lucha contra los asistentes a otros clubes, inició guerras y promovió masacres. Todo, con el fin de mantener el negocio a flote.

¿Donde está el mal, si todos los clubes son, básicamente, iguales?

Este es otro origen del mal: la venganza de los descolados y la campaña publicitaria del primer negociante.

Tuesday, July 3, 2012

Origen del mal #1: Dios de vacaciones.

Teoría del origen del mal No.1. Dios está de vacaciones.
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Así, llegado el séptimo día, Dios tornó su vista al mundo, y vio que lo que había hecho era bueno. Demasiado bueno. Faltaba algo, todo lo creado era, por bueno, aburrido.

Como aburrido estaba Dios, y cansado, además; se propuso reposar, merecidamente, a la sombra del árbol del conocimiento. Para despistar a sus fans, paparazzis y también a sus detractores – que toda obra, por más buena y nueva que sea, encuentra a quien no gustarle -, tomó la forma de una serpiente. Nada llama menos la atención que una serpiente dormitando en un árbol - si, claro! -.

Adormitada la culebra, más aburrida se hallaba. Aburrida la culebra, distracción necesitaba.

Y, justamente en esos momentos, apareció muy cerca el mamífero bípedo, mismo que, a fuerza de ser el mimado de la creación, aprendió a ser estúpido. Y, viendo tan fácil presa de juegos, la serpiente-dios dijo: “He aquí a la obra favorita de toda mi creación, y heme aquí, en mi más santísimo aburrimiento. Vamos a ver, si le jodemos un ratito...”

El resto del cuento es ya conocido por todos: en busca de su distracción, tentó la serpiente al hombre, para ver si le jodía un ratito. Y, afirman los teólogos, que, en efecto, nos jodió bastante.

En su forma de serpiente, un dios descansaba de ser Dios. Luego, el Diablo, no es sino el descanso que se toma Dios cada siete días. Y que nadie se lo reclame! Que, por mandato constitucional, todos tenemos derecho al descanso. Y a vacaciones también.

Y este es el origen del mal: no la pobre y aburrida culebrita, sino los descansos del creador.

Y si, los últimos tiempos, parecen demasiado “poco aburridos”, por no decir, malos y casi sodómicos, no podemos culpar al creador, no. Y es que él no ha hecho nada los últimos tiempos, porque Dios está de incógnito. Dios está de vacaciones.