Thursday, July 2, 2009

Mi novia ha muerto.

Mi novia ha muerto. La vi agonizar a mi lado. Mi medicina pareció empeorarla. Ahora ha muerto, aunque creo que ya había estado muerta.

De pronto, me hallo frente a su cadáver. No se, exactamente, cuánto tiempo lleva muerta, solo se que apenas ahora puedo ver su cadáver.

No se qué hacer con sus despojos. Se me hace fácil abandonarlos a la orilla de mi camino; pero siento que quiero velar su cuerpo un poco más. Después de todo, es un bello cadáver.

Podría tambien revivirla, si quisiera, pero sería incapaz. Revivir un muerto es quitarle un poco de la vida propia al alquimista, y no sé que tanto más de vida me queda.

Podría ligar sus manos con las mismas vendas que ella ató en mis ojos. Podría hacerla bailar para mi, cual un muñeco alegre, y yo, el titiritero.

Pero el títere solo alegra al expectador, no al teatrero.

Y el cadáver seguirá inerte. Solo yo fingiré estar vivo, para tolerar esta muerte que me apena, aunque ya no me aflije.

En todo caso, acepto resignado su muerte, pero no se si quiera deshacerme del recuerdo. Por ello es que digo: mi novia ha muerto, ¿que haré con su cadáver?