Saturday, May 30, 2009

Cuidado con el lobo

Rondaba nuestro cerco un viejo lobo melenudo, que a su tiempo quiso vestir de pastor. Más de una década mantuvo sus vestiduras, para luego ir en busca de ovejas más gordas.

Raros son, pues, estos rapaces melenudos, que viven de las ovejas, pero no se las comen. Les exprimen la voluntad y se benefician de sus devociones.
Pero ahora los clubes borreguistas se han derrumbado, cayeron bajo el peso de sus propias omisiones. ¿Y qué hace un lobo sin su manada que lo respalde? Pues los lobos jóvenes perecen, pero el viejo lobo melenudo, que sabe más por viejo que por lobo o por melenudo, rehúsa su evicción.

El viejo lobo melenudo tiene, en su melena, canas forjadas por el populismo y remojadas en medias-obras y canchitas de barrio. Este animal de presa, al ver su manada rota, formará otra manada, bajo su completo control y apegada estrictamente a sus órdenes y ambiciones.

Cuídense los lobeznos, y los borregos aspirantes, de rendirse ante el añejo. Huyan, las ovejas, de su aullido convincente.